domingo, 20 de marzo de 2011

Nuestro ojo del Inca.

"A Guido, y a todo aquello que no podemos definir".


Nos hundimos en lo abstracto cotidianamente porque necesitamos sentir cada vez más, alejarnos de la racionalidad, confabularnos con una resistencia opositora a nuestro consciente contaminado de ficción.
Hoy mis ideas y el consuelo de los libros ya no perpetúan efecto, las sensaciones emancipadas de cualquier "sentido común" hacen ebullición por mis poros, y no necesito comprensión alguna.
Recuerdos de nuestra realidad atraviesan la escena. Vos y yo como dos pequeños soñadores hablando de nuestro cielo natal, nuestra cíclica verdad.
El horizonte rozagante se viste de naranja para depositar en nuestra relajada mirada la fragancia de nuestro rey sol. Lo sabemos, aquel horizonte es solo nuestro comienzo.
El lago azul de belleza nos canta su tranquilidad inmutable, nos hace reflexionar sobre el allá, sobre la historia de un pueblo aturdido de civilización y sistemático progreso. ¿Como no entender la tristeza y resignación de aquellos que han sido desterrados de su grandeza?.
Que falsas son algunas denominaciones que aplicamos cuando queremos hablar de "felicidad", o "el verdadero camino hacia ella", falsa y subjetivamente inciertas, sin embargo esas ideas nos conducen a caminos ambiciosamente esperanzadores, que elegimos creer dentro de nuestra propia ficción.
Ficción o realidad, quizás sea lo mismo. Pero a esta altura ya no puedo discernir entre una y la otra, es una especie de caos permanente e interminable. Necesito soñar con construir mi realidad dentro de esta liberada y hambrienta ficción estructurada en la que vivimos, sin dejar que ésta me haga trizas en un efímero y asesino instante.
Pero el ser no puede escapar nunca a nuestros instintos y sentimientos más primitivos. Ningún tipo de frase optimista o carente de mal alguno puede resolver o aliviar a aquel animal real y sincero que llevamos dentro, en otras palabras ninguna ley moral o racional, nuestro "super yo",puede influir en nuestro "yo", ni puede desactivar las fuerzas activas de nuestras pulsiones y deseos que conforman al "Ello". Me basé en la psicología como una alusión a todo aquello que necesito ponerle nombre para no caer en la abstracción total cuando me refiero a los sentimientos que hoy estoy atravesando.
Pero ahora enmudecieron mis pensamientos, sucede cuando estoy frente a bellezas incalculables, como esta.
Una pregunta me interrumpe:
-¿A que grado pasó?
- A segundo grado.
Mi fortaleza se desmorona frente a semejante adquisición de consciencia, mi felicidad se manifiesta en diminutas lágrimas. Vos y yo frente a tremendo paisaje, el cielo ríe de estrellas.