viernes, 30 de septiembre de 2011

Preludio prematuro

Yo murmuro huellas,
vistas hacia allá,
a lo lejos
atravesando el horizonte,
donde se funde
tu mirada exorbitante.

Como viento de fuerzas
mayúsculas,
rondas las ventanas
de mis ansias
esperanzas,
de vuelos angelicales
con aleteos placenteros
tu silueta paralizante.

Todo se transforma en un latido,
un recuerdo,
un arduo camino,
mientras mis frías pretensiones
multiplican asperezas
succionando los clamores
de mis finas desmesuras.

Y el olvido crudo
no quiere empirismo
mis sábanas yertas
se congelan en un silencio,
hablan mudas
del silencio.

¿Y el tinto en mi ropa?
¿y el boceto creado por tus manos?
¿y la mañana que no deja de ser noche?
pasa que todo es un sueño.
pasa que el tinto no es uva,
el árbol no tiene corteza,
y la mañana aún ni siquiera se avecina.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Bitácora (2ºdía) Quizás lo último de...

¿Del Invierno?


A que la crónica sea un fracaso retundo, no quiere decir necesariamente que el secuestro lo sea, mucho menos el suicidio. Mi defensa es solo el chaleco que llevo puesto (por el mero hecho de nombrar algo, cualquier cosa) y estas plegarias débiles que habitan en el mareo infinitamente circular de mi boca.
Que silencio aterrador me regala hoy el océano! Que oscuridad inquebrantable rodea al mundo en esta noche de lamentables sinsabores! Debo seguir entregándome a ella, a él, sin dejar que me atraviese cualquier tipo de subterfugio huérfano de razón.
Es casi una ofensa, es casi una ofensa a las estrellas tus ojos brillantes con iris de agua salada!
Indefensa estoy y me interrogo por milésima agotadora vez el origen indescifrable de tu nimbo natural, el misterio de tu súbita presencia en la utopía de mis pensamientos etéreos.
Me entrego al masoquismo inefable de la vida. La vida siempre siendo muerte, la vida como suicidio inminente, la vida que secuestra a los inmortales.
¿Debería calificar mis deseos como hambrientos? ¿O acaso debería yo llamarlos insaciables? ¿y simultáneamente dar fin a mis pulsiones impacientes?
Esto ya es un suburbio, ni siquiera un horizonte, es una periferia cuadrada sin siquiera un mínimo núcleo, un caroso latiendo, es solo periferia.
Estas son voces y solo voces... me susurran lento desde un lugar muy oculto, desde las partes nunca identificadas de mi cuerpo. El aullido visceral del piélago, el rugido impactante de sus olas pentagramadas, el mar devorándolo todo, el agua reproduciéndose a miles de litros por segundo invadiendo el singular islote protector.
Y vos solo y atemorizado en la balsa esperás encontrar una botella que vaga a la deriva de las aguas con el mapa que dibujaste al comienzo, con el camino que pensás indicado para alejarte fugazmente de las frutas incendiadas del averno y rescatarte de esta fluctuación perturbadora.

La viste antaño,
mecida en las cuerdas inexperimentadas,
y un instrumento,
y una excusa,
y el fermento en sus palabras,
movilizó tus entrañas.

Hoy, no
hoy, ya no mirás su alba
ni su piel interrogás,
solo te dedicás a ignorar,
ignorar para no caminar,
ignorar para no arriesgar,
ignorar hoy,
ya no mirás su alma.

Se disipan mis articulaciones vencidas de tanta lágrima. Ya no caben dudas, el manto que se mece a causa de tu brisa es el talentoso orfebre que moldea mis alegrías de hoy, también las del ayer.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Reencarnación poética.

Oh! estimada y consagrada poesía!
Yo que devota de tus palabras me busco en ti,
Hoy he de despedazarte impunemente,
asesinarte de insultos metafóricos!

Mi crimen es tal,
que ni siquiera podré materializarte en la tinta viva
de mis pensamientos.
Intentaré componer un ritmo fugaz,
así la agonía no se perpetúa
hasta el canto de las alondras.
Así no existirá perpetua agonía,
para impedir que mis segundos te sigan devastando.

Podría darte yo mis razones,
pero éstas son tan evanescentes como
el tiempo mismo.
Sin intentar argumentarlo,
ni justificarme,
me aqueja el poderoso silencio silábico,
y la cintura quebrada de tus versos inaudibles.
Las propiedades destructivas de este clamor van arrasando sobre tu métrica!

Se fecundan las altas horas,
con la irreverencia de mi ortografía,
lo irrisorio de mi dolor,
con nuestro oprobio natural.

Me dueles tanto mi querida!

Quizás por esto hoy soy una de tantas
pecadoras de lo absurdo,
habitando el secuestro de las letras.
Desnudarte,
y mutilarte en tu encuentro!
Qué difícil ha sido hallarte por las mareas
de papel!

Te sentí junto a mi,
pero desde hace unos días
hay un muro inquebrantable de aire
dividiendo nuestras vidas!
Oh! Qué ardua la búsqueda del diálogo!
Que imposible encontrarte un viernes!

La irreverencia de mi ortografía,
Lo irrisorio de mi dolor.

Los minutos pasan y el cortejo trota hacia
El destino,
Los jinetes aceleran orgásmicamente los carruajes,
en el sigiloso camino.
Oh presuroso destino! Me fuí contigo
Y doy la extremaunción a tu poesía.