viernes, 21 de septiembre de 2012

Miscelánea.



misceláneo,a

  1. adj. Heterogéneo,compuesto de cosas diferentes y variadas.
  2. f. Mezcla de cosas de distinto origen o tipo.
  3. Obra o escrito en que se tratan muchas materias inconexas y mezcladas.
  4. amer. Tienda pequeña de ultramarinos.



¡Puta!
¡Masacrada!
¡Repugnante, nefasta y
moribunda!

La proclama del espejo, vil reproductor de la imagen que late en el espacio: Invasor de la percepción, determinista de la realidad, verdugo impune, pintor explícito y maléfico.

Mi sangre escribe.
Mis manos, el vehículo
que por su carácter material
se manifiesta de forma visible.
Mi sangre proclamará renacimiento,
la emigración de mis orígenes
a... ¿A dónde?
Desde algún diván hacia algún origen,
ningún final, indecible comienzo.

Del verde insurrecto, de tierra manipulada y hormonas inquietas.
El personaje destructivo,
¡Si! ¡Miralo!
¡Sádico, enfermo, imbécil! "hedonista".
Él ahonda el filo imperturbable en el brazo quebradizo, infiltra el frío en el paso que me atraso y el trazo de mi brazo duda, pero impávido... Teme, ¡pero audaz! ¡Severo filo que no admite negación como respuesta!.
Arde, la piel corrupta (de placer)
Pierde, el aura impoluta (movimiento)

El verbo carnívoro en la epístola proclamaba: "Ningún final, no es viral, no estoy enferma, solo estoy perdiendo".
Mentira, engaño.
Yo no puedo, no debo. Yo, mezcolanza de artificio usufructuado, de niñez arrebatada. La piel come a la piel de adentro hacia afuera  -El exterior proclama, el interior se manifiesta- .
Está en los ojos, en el pecho, en la cabeza, la espalda... así se cristaliza el suplicio. Está en el pulso que trastabilla, en la mano cansada... pero la noche es serena y las espadas brillan en la vía láctea.
Ya, la alondra afina el crepúsculo. Es aire cálido, pero estoy gélida.
¿Cuantas más? Un lunar, dos pezones alineados a dos curvas en la ruta de un cuerpo barroco, tres orgasmos por cabeza, cuatro lunas al mes que en cuarto creciente alumbran el cuarto lascivo y sudado.
La sangre escribe, todo mi torrente sanguíneo se subleva y no comprendo, no comprendo en un día que para el mundo es ordinario... Porque el sol me genera un dolor lamentable y el semáforo titila el rojo constante. Porque el sol me quema, me calcina,
pero sonrío, soy un río que fluye en la carcajada ensalivada.
Y todo proclama, todo toma forma y pregona tardía y reiteradamente,
ensordecedor...
¿Hasta donde, cuando, porque...?
Cada voluta jónica de humo, una niñez socavada...
...Cada abrazo descarnado, un día recuperado.

Afuera la lluvia se muestra afable, el día nublado de espuma espesa transmite beldad.
Todo indica que al fin debo despertar.

martes, 4 de septiembre de 2012

Inconclusión.

Ya seré, yaceré...
Un grito que cuartea las comisuras,
Un rostro hecho desmesura.
(Me atrajeron) unos ojos ciegos carnívoros,
Junto a una boca melodramática...
Si, melodramática boca aquella,
Voz de lluvia, vos de agua.
Mi aullido de humo cancerígeno.
Reclusión septentrional.
Me enferma, me claudico,
Y un bunker,
donde,
Me desmedro.

El reloj se te desintegra en los dedos,
Se te va sin ganancia alguna,
Tíralo por la ventana, palabras absurdas. Las palabras del rigor.
(Que permaneces oculto como tantos enigmas)
Ni lo uno, ni lo otro. Nunca elegir, nunca arriesgar: el lema primordial.
Tu cuerpo se irá huyendo de alguna madrugada placentera.
Busca lo amargo de una despedida,
Lo amargo de sus condiciones, siempre con sus condiciones.
No odio, no estimo tampoco.
Dislocación de alma, codazo en la nuca.
Una patada en los dientes.
¿A quien le va importar leer la introspección, mis desvelos?

El abismo insano te devoró,
No te alejes de la tierra.
Ya no, ya no más oscuridad, ya no.
Yo no, ya no más quejidos dolorosos en la penumbra.
Tu cuerpo se irá dejando unas páginas sin escribir.
El tinto, las lágrimas me embriagan.
Hay algo que nunca te dije,
Yo tampoco pude decirlo,
Yo tampoco pude decirlo en las fauces del infierno,
Yo tampoco pude entre el llanto del algodón,
En la traslación de dos cuerpos hambrientos,
Con el afán de devorarse.

Humedad, la completa poesía entre las sábanas. La poesía toda.
Yo no lo dije.
Yo te lo hice,
Pero no pude nombrarlo, amor.
Alma de piedra macabra,
Algarabía de carroñeros siniestros.
Moribundo umbral.
Yo no busco la mortaja, busco otro sendero.

No necesito una muerte para renacer.
Brecha ardiente,
Te esfumó sin aviso magullando un fulgor.
¿Me permitirás escribir esto en esta noche atroz plagada de cenizas?
¿Me permitirás olvidar?
Te anhelo errante por las calles, buscando una estúpida casualidad.
Yo no pude, yo tampoco pude.


Añoro, añoro, añoro...
pero...
Olvido, olvido, olvido.