domingo, 24 de abril de 2011

Invaluable, inefable, invernal.


"Gricel se viste primavera,
contrastando con su yo".


Difícilmente se pueda describir hoy como están nuestras vidas, solo cabe nombrar un poco de la inerte y protectora superficie.
El dilema hecho carne, comprende un daño irreparable, fluye en la sangre de cada hora. Es como esos árboles que contemplamos en otoño e imaginamos su inabarcable rutina hundida en su oceánica quietud. Imaginamos cuantas hojas se han desprendido de el, cuantas nuevas han vuelto a crecer... como y porqué llegó ahí.
¿Como y porqué estamos acá? ¿Porque acostumbrarnos a la soledad perpetua de cada individuo?.
Seres vivos, ese número científico que somos. Utilizamos nuestro instinto de supervivencia. Nos comportamos de acuerdo a la manera que tenemos de combatir nuestro escalofriante vacío existencial. Nuestra soledad acompañada por algunas cicatrizantes sombras tan solas y nómades como el viento.
Lo externo a nuestra piel es paisaje que acompaña nuestra vida, tan transitorio y libre como nosotros mismos. Nosotros mismos somos nuestra soledad, encadenada a los surcos de nuestros labios,y a las esquirlas del alma.
Es la atmósfera de otoño que me hace reflexionar. Es la cercanía al natalicio. Este diamante agrietado. Estas lágrimas simbólicas. Este tránsito como la lluvia por el cordón de una vereda.
Difícilmente te pueda describir hoy como está mi vida, es que mi introspección inconsistente es invaluable. Es que mis latidos son inefables. Y mi mueca solitaria, invernal.

domingo, 10 de abril de 2011

Cuarto creciente

Luna fugitiva, esbelta
icónica enigmática,
íntima de insomnios.

Hay, estrellas
que ya no te contemplan.
Te vistes de mortal
domingo,
me vigilas con dominio.

Virgen trasnochera
laxa, recorriendo
el cielo que tu misma
das vida.

Apodérate de mis
caóticas raíces
deseosas de ensueño.

Descreo de tu inaccesibilidad,
parte de mi sensibilidad.
¡Dichosa fluidez
en cuarto menguante!
Que mueres para resucitar
a salvo,
jactante de ser cosmos
inmenso,
arrollador.

Apodérate de mis ensueños
caóticos,
de las raíces del caos.
Inmensa,
Arrolladora.

domingo, 3 de abril de 2011

Metafísica Amor


“Que hastío la hora del cuerpo deseado, del deseado corazón”.
(Arthur Rimbaud)

“Bello y pecador hastío”


Símil al sol de la segunda línea,
con armonía inenarrable,
a mi izquierda frente a la
ventana,
cerrada,
abrumada.

El innombrable, si
vos
inmortal
sos mi poesía más oscura
y hermosa
sos velocidad de la hoja
levitando en el otoño,
el fusil que erosiona
por dentro.

Recapitulo, medito
me sonrojo,
la respiración, se
entre y corta la fantasía intersabánica,
mi latido abstracto.

Éter de la pasión,
mimetiza en atracción,
vida o salvación,
Imperativa no he sido,
hoy,
bosquejó la imaginación.

Y lentamente me
entré y corté
infinitas miradas
que crucé con vos,
sos mi llanto redentor,
mi límite desafinado,
la risa que suaviza,
el apogeo de la brisa.

Y asi,
Me fui introspectiva,
Me fui para en
Tre
Cor
Tar
Me.