martes, 4 de septiembre de 2012

Inconclusión.

Ya seré, yaceré...
Un grito que cuartea las comisuras,
Un rostro hecho desmesura.
(Me atrajeron) unos ojos ciegos carnívoros,
Junto a una boca melodramática...
Si, melodramática boca aquella,
Voz de lluvia, vos de agua.
Mi aullido de humo cancerígeno.
Reclusión septentrional.
Me enferma, me claudico,
Y un bunker,
donde,
Me desmedro.

El reloj se te desintegra en los dedos,
Se te va sin ganancia alguna,
Tíralo por la ventana, palabras absurdas. Las palabras del rigor.
(Que permaneces oculto como tantos enigmas)
Ni lo uno, ni lo otro. Nunca elegir, nunca arriesgar: el lema primordial.
Tu cuerpo se irá huyendo de alguna madrugada placentera.
Busca lo amargo de una despedida,
Lo amargo de sus condiciones, siempre con sus condiciones.
No odio, no estimo tampoco.
Dislocación de alma, codazo en la nuca.
Una patada en los dientes.
¿A quien le va importar leer la introspección, mis desvelos?

El abismo insano te devoró,
No te alejes de la tierra.
Ya no, ya no más oscuridad, ya no.
Yo no, ya no más quejidos dolorosos en la penumbra.
Tu cuerpo se irá dejando unas páginas sin escribir.
El tinto, las lágrimas me embriagan.
Hay algo que nunca te dije,
Yo tampoco pude decirlo,
Yo tampoco pude decirlo en las fauces del infierno,
Yo tampoco pude entre el llanto del algodón,
En la traslación de dos cuerpos hambrientos,
Con el afán de devorarse.

Humedad, la completa poesía entre las sábanas. La poesía toda.
Yo no lo dije.
Yo te lo hice,
Pero no pude nombrarlo, amor.
Alma de piedra macabra,
Algarabía de carroñeros siniestros.
Moribundo umbral.
Yo no busco la mortaja, busco otro sendero.

No necesito una muerte para renacer.
Brecha ardiente,
Te esfumó sin aviso magullando un fulgor.
¿Me permitirás escribir esto en esta noche atroz plagada de cenizas?
¿Me permitirás olvidar?
Te anhelo errante por las calles, buscando una estúpida casualidad.
Yo no pude, yo tampoco pude.


Añoro, añoro, añoro...
pero...
Olvido, olvido, olvido.


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