lunes, 16 de mayo de 2011

Monte, eco, padre.

Un canto de lágrimas y pasiones,
eso sos, eso y más.
El silencio del campo,
el recuerdo de los sauces.

Lloro cuando te cuento que te imagino,
en tu florecida niñez,
cuando aún yo era parte del cielo.
Lloro con solo ver tus etapas
en planos cinematográficos,
tu tesoro en mi pupila.

Lloro cuando te imagino corriendo el viento,
leyendo a la sombra de la siesta,
conquistando el sol.
Repleto de silencio,
en la negruzca y estrellada
noche entrerriana.

Paz padre, paz.
Yo soy tu paz, tu sangre.
Tu viento, tu silencio,
tu piel.
Yo soy pluma volando al cielo
Tu huella en el historial.

Vos sos mi campestre lecho,
mi primer palabra gritando al horizonte,
el eco del monte.
Mi voz al ritmo de padre
rebotando en los arboles,
volviendo a mi.
Sos mi temor más grande y la dulce
empresa de tenerte.
Sos el impagable mate,
mi primer guitarra,
y el inabarcable amor.
Paz padre, paz.

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